Plagas: Babosas

Conocer para poder combatir mejor.

BABOSAS

BABOSAS

Las babosas son moluscos gasterópodos agrupados en amplio número de familias. Las especies halladas con mayor frecuencia son la gran babosa gris (Deroceras reticulatum), la babosa gris pequeña (Deroceras leave) y la babosa carenada (Milax gagates). La mayoría de los autores coinciden en señalar a la gran babosa gris como la más ampliamente difundida en Argentina y perjudicial en el mundo. Su presencia es frecuente en ambientes húmedos. En lotes bajo siembra directa se han detectado hasta 50 individuos por m2. Las babosas pueden ser en una plaga muy perjudicial en el estadio de la implantación de los cultivos, dañando el ápice de crecimiento y reduciendo el stand inicial de plantas. Los ataques intensos pueden obligar a efectuar resiembras. Las mayores posibilidades de sufrir ataques severos de babosas se dan cuando el nivel de precipitaciones es elevado. Ambientes húmedos, suelos con alto contenido de materia orgánica y abundantes residuos vegetales, como los de siembra directa, generan condiciones óptimas para el desarrollo de esta plaga. Además, la escasa remoción del suelo de este sistema de cultivo favorece al establecimiento de las babosas en los lotes. La mayor actividad de las babosas se manifiesta en clima templado.

ANATOMÍA

El cuerpo de las babosas está constituido en un 80 % de agua y no posee estructuras externas que las protejan de la desecación, por lo tanto son muy sensibles a la falta de humedad. Poseen un aparato bucal masticador compuesto por mandíbulas bien desarrolladas y una lengua con dientes o rádula que les permiten destruir grandes cantidades de materia vegetal.

CICLO DE VIDA

Son individuos hermafroditas con una expectativa de vida de 6 a 12. Desovan en primavera y otoño en cavidades y huecos del suelo en grupos de 10 a 70 huevos. Un adulto puede llegar a poner de 100 a 800 huevos a lo largo de su vida. El período de incubación de los huevos dura de tres a cuatro semanas, luego de las cuales emergen jóvenes babosas que comienzan a producir daño inmediatamente. Transcurridos dos o tres meses de desarrollo alcanzan la madures y son capaces de reproducirse. Atraviesan el invierno en la forma de huevos, jóvenes o adultos, pudiendo desarrollar una o dos generaciones anuales. Los mayores incrementos en el número de individuos de la población de babosas se dan en primavera y otoño y resulta del nacimiento de jóvenes babosas, en concordancia con su ciclo de vida.

HABITO ALIMENTARIO

Se alimentan de toda clase de material vegetal. Durante el día permanecen ocultas bajo tierra, cascotes o la broza, protegidas de la desecación y por la noche salen para alimentarse llegando a desplazarse hasta cinco metros. Su presencia se advierte por la aparición de una secreción viscosa brillante producto de su desplazamiento. Las babosas pueden llegar a consumir hasta el 50 % de su peso vivo en una sola noche, el daño se identifica y diferencia de otras plagas por un roído del tallo característico.